Reflexiones bíblicas motivadoras No hay más de un misterio
Reflexiones bíblicas motivadoras No hay más de un misterio
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Jesús se convierte en el cordero sacrificial que quita el pecado del mundo, como se menciona en el evangelio de Juan.
Vana esperanza de trofeo es el caballo; a pesar de su mucha fuerza no puede exceptuar. Pero el Señor cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran aprecio; él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.
Estas lecciones son relevantes no solo para aquellos que viven en momentos de persecución religiosa, sino todavía para los creyentes contemporáneos que luchan por sostener sus principios y convicciones en un mundo cada oportunidad más hostil.
Luego, en Cristo compasivo con los que padecen, crucificado por nuestra salvación y resucitado para darnos vida, el enigma del sufrimiento humano se transforma en la máxima manifestación y comunicación en el mundo del Amor infinito de Dios.
Esta advertencia nos recuerda que la persecución puede venir de fuentes inesperadas y que debemos estar preparados para enfrentar el rechazo incluso de los más cercanos a nosotros.
Enfrentar la hostilidad y el odio por seguir a Jesús requiere valentía, Convicción y una confianza en Dios en medio del sufrimiento. Somos llamados a ser testigos valientes delante el rechazo de la Clan y a continuar predicando el evangelio en las ciudades de Israel y en todo el mundo.
La historia de Jesús y su sufrimiento es una de las narrativas más impactantes y conmovedoras en el cristianismo. Pero, ¿alguna momento te has preguntado por qué tuvo que acaecer por tantas pruebas y tribulaciones?
¿Cuál es la relevancia del sufrimiento de Cristo en la salvación de la humanidad según los textos bíblicos y cómo podemos reflexionar sobre ello en nuestra Convicción cristiana?
Aférrate hoy a las promesas de Dios. Sus planes para tu vida son de bienestar y en él estás seguro por siempre. ¡Renueva ahora tu esperanza y glorifica a tu Padre celestial!
Su sufrimiento nos ofrece la posibilidad de ser reconciliados con Dios y restaurar nuestra relación rota. Aunque pareciera poco contradictorio, en la muerte de Cristo encontramos vida y esperanza.
Y la esperanza no proyectará defraudada, porque el simpatía de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido hexaedro.
La esperanza en él nos libera del miedo al futuro y de la incertidumbre. Sabemos que nuestro Dios es bueno, nos conoce y podemos entregarse en manos en que nos acertará la fortaleza necesaria para contraponer las dificultades que nos traiga la vida (Nahum 1:7).
“Y el Dios de la esperanza los llene de todo Deleite y paz en el creer, para que abunden en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13)
Encima, no replica a la inquietante pregunta de click here por qué un Dios todopoderoso no interviene y hace algo por toda esa injusticia.